Situado justo enfrente de la bahía de Arrecife, en la isla de Lanzarote, fue en la década de los años 70 cuando el artista canario César Manrique convirtió este terreno, de más de 14.000 metros cuadrados, en un oasis de recreo.
Entre las bondades que se pueden encontrar en este espacio de agua, vegetación y amplios espacios blancos, se cuentan; una piscina de 3.600 metros cuadrados, todavía pendiente de apertura, salas polivalentes o un solárium. Además, el centro cuenta con una cafetería, con enormes ventanales a la bahía, que ofrece una variada carta de bocadillos y bebidas.